Por un muy escaso margen (51.4% para el Sí, 48.6% para el No), el referéndum para transformar la gobernanza de Turquía hacia un sistema presidencialista restando poder al parlamento, ha dado la victoria a la opción defendida por Erdogan, quien podría permanecer en el cargo hasta 2029. [1] Al convertirse en una república presidencialista, el Jefe del Estado asumirá también el papel del Primer Ministro al mando del gobierno y se atribuirá funciones en los tres poderes, con influencia en el proceso legislativo y en la elección de jueces para el órgano rector del poder judicial. Erdogan defiende la necesidad de concentrar el poder en la posición del Presidente ante las supuestas amenazas nacionales e internacionales a las que se enfrenta el país. Conviene recordar que Turquía es una pieza esencial en el conflicto sirio, y Erdogan un elemento clave en la geopolítica contemporanea. [2]
Sin embargo, observadores internacionales de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) han denunciado numerosas irregularidades que podrían afectar a la legitimidad del resultado. Cabe recordar que desde Julio de 2016, y como resultado del fallido golpe de estado contra Erdogan, algunas de las libertades más fundamentales han sido restringidas, al encontrarse el país en Estado de Excepción. [3] La Convención Europea de los Derechos Humanos, de la que Turquía es firmante, se encuentra suspendida. [4]
Las claves del informe de los observadores internacionales de la OSCE:
- El Estado de Emergencia declarado en Julio de 2016 afecta directamente a libertades fundamentales y esenciales para el normal desarrollo democrático de una elección. Por ejemplo, gobernantes provinciales decidieron restringir las libertades de asamblea y expresión de la oposición.
- No se proporcionó suficiente información imparcial a los votantes sobre aspectos claves de la reforma, debido a ejercicios de censura informativa.
- Se han producido detenciones masivas de periodistas opositores al gobierno. En concreto, 158 medios de comunicación han sido clausurados, incluyendo 60 televisiones y radios, 19 periódicos, 29 casas editoriales y 5 agencias de prensa. Además, unos 150 periodistas permanecen detenidos.
- Organizaciones civiles y ciertos partidos políticos no pudieron participar en la campaña por expresa prohibición del gobierno.
- Defensores del No sufrieron limitaciones a su libertad de campaña, sufriendo muchos de ellos amenazas y agresiones.
- El sistema legal electoral vigente no está adaptado a las necesidades de un referéndum.
- Mientras que los aspectos técnicos del referéndum fueron administrados correctamente y el día de la votación transcurrió con normalidad, cambios de última hora en el sistema de recuento eliminaron ciertas garantías.
- Las 18 propuestas de enmiendas a la Constitución, que afectan a hasta 72 artículos de la misma, se votaron en un solo paquete, contrariamente a los standards internacionales. Los votantes sólo pudieron opinar Sí o No al conjunto total de medidas, negándoseles la oportunidad de discriminar entre las mismas, y en ausencia de información suficiente para un análisis de garantías.
- Por todo ello, el referéndum tuvo lugar en condiciones desiguales, con claras desventajas para el bando del No. [5]
La oposición ya ha anunciado su intención de impugnar el referéndum. Mientras tanto, Erdogan se felicita, pidiendo a la comunidad internacional que respete el resultado. [6]