Los incendios que arrasan el Amazonas desde hace ya tres semanas se han convertido en una de las grandes claves del G7 de este año. La catástrofe probará la capacidad de este grupo de naciones para alcanzar acuerdos específicos aplicables de manera inmediata, además de mostrar si existe un verdadero interés por atajar la crisis climática asociada.
Existen fundadas sospechas de que no estamos hablando de un desastre natural. Expertos de todo el mundo afirman que los incendios son provocados. La motivación de los mismos podría ser económica, ya que la deforestación del Amazonas beneficia a mineros y ganaderos. A estos intereses se une la permisividad del Presidente Bolsonaro, quien además de ser un escéptico sobre el Cambio Climático, ha mostrado total desdén por los derechos de los pueblos nativos del Amazonas y por el respeto al medio ambiente. Prueba de ello es el despido a principios de mes del científico del gobierno que reveló un aumento del 88% en la deforestación del Amazonas en comparación con Junio de 2018.
Por ello existe la creencia entre la mayoría de los líderes del G7 y el resto del mundo, de que Bolsonaro no ha hecho ni mucho menos lo suficiente para resolver esta crisis. Videos de grandes aviones 747 «supertankers» contratados por el gobierno de Bolivia ya circulan por internet, un gobierno que además ha solicitado formalmente ayuda internacional, alimentando la tensión entre quienes se preguntan a qué está esperando Bolsonaro.
Dentro del contexto del G7, Macron amenazó con vetar el acuerdo Mercosur si Brasil no tomaba acciones inmediatas contra los incendios. Otros países parecen apoyar el movimiento de presión de Francia, con Finlandia sugiriendo que las importaciones de carne brasileña deberían ser prohibidas en la UE. Alemania y España sin embargo no están de acuerdo en utilizar el acuerdo de Mercosur como moneda de cambio. En lo que sí coinciden todos es que hace falta acción inmediata.
Las conversaciones a tal fin en el G7 parecen estar llegando a buen puerto, y podrían anunciarse medidas hoy mismo, último día de la cumbre. Macron se ocupó de poner la crisis como punto número 1 de la agenda, con la intención de encontrar una solución inmediata a lo que él mismo ha denominado una emergencia global. Ayer por la noche avisó de que los miembros del G7 estaban muy cerca de acordar ayuda técnica y económica a los países que están luchando contra el incendio. Bolsonaro parece haber cedido finalmente a la presión internacional, enviando medios militares para hacer frente a la catástrofe.
Mientras tanto, Trump no parece estar demasiado interesado, ya que sus asesores se quejaron desde el primer día de que la agenda se concentrara demasiado en asuntos “menores”, como el cambio climático o los incendios de Brasil, dejando de lado discusiones sobre la economía global. Quizá debido al foco en la crisis amazónica, Trump decidió no asistir hoy Lunes al inicio de la reunión del G7 sobre el Cambio Climático. No está claro si finalmente Trump asistió al resto de la reunión, ya que las cámaras salieron de la sala antes de que apareciera.
En cualquier caso, el clima en la cumbre es de optimismo general. Pese a los temores iniciales por la tensión entre los miembros del G7, parece que paulatinamente llegarán anuncios sobre acuerdos a lo largo del día.