En un nuevo análisis del último informe del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, [1] desciframos las 7 variables geopolíticas identificadas como más determinantes para las próximas dos décadas:
- Población
Los ricos envejecen, los pobres no. La población en edad activa se reduce en los países ricos, Rusia y China, pero crece en países en vías de desarrollo, particularmente en África y Sur de Asia, incrementando presiones económicas, laborales, urbanas y de bienestar social, y por ello estimulando la migración.
- Economía global
La economía global está cambiando. El crecimiento seguirá siendo débil a corto y medio plazo. Grandes potencias económicas se enfrentarán a poblaciones activas menguantes y menor productividad mientras se recuperan de la crisis financiera de 2008-9 con altos niveles de deuda, una demanda débil y dudas sobre la globalización. China intentará progresar hacia una economía de consumo, abandonando un enfoque en exportaciones e inversión que ha durado muchas décadas. Un menor crecimiento amenazará la reducción de la pobreza en países en vías de desarrollo.
- Tecnología
La tecnología está acelerando el progreso, pero también causando discontinuidades. Rápidos avances tecnológicos aumentarán el ritmo de cambio y crearán nuevas oportunidades, pero agravarán las divisiones entre ganadores y perdedores. La automatización y la inteligencia artificial amenazan con cambiar industrias más rápido de lo que las economías pueden adaptarse, potencialmente desplazando trabajadores y limitando la ruta habitual para que países pobres se desarrollen. Biotecnologías como la edición del genoma revolucionarán la medicina y otras áreas, polarizando mientras tanto las diferencias morales.
- Neo-nacionalismo
Ideas e identidades están liderando una ola de exclusión. Una creciente conectividad global mezclada con un débil crecimiento económico, incrementará las tensiones dentro y entre sociedades. El populismo incrementará tanto a la derecha como a la izquierda del espectro político, amenazando al liberalismo. Algunos líderes usarán el nacionalismo para obtener más control. Como consecuencia, la influencia de la religión incrementará y ejercerá más autoridad que muchos gobiernos. Prácticamente todos los países verán cómo la economía mejora el status y liderazgo de la mujer, aunque también habrá retrocesos.
- Gobernanza
Gobernar es cada vez más difícil. El público exigirá a los gobiernos que proporcionen seguridad y prosperidad, pero beneficios económicos planos, desconfianza, polarización y una creciente lista de problemas emergentes obstaculizarán el trabajo de gobierno. La tecnología aumentará el rango de actores que pueden bloquear o circunnavegar la acción política. Gestionar asuntos globales se volverá más difícil según se multipliquen los actores –incluyendo a ONGs, corporaciones y una empoderada ciudadanía- lo que resultará en políticas menos ambiciosas en cuanto a alcance y objetivos.
- Conflicto
La naturaleza del conflicto está cambiando. El riesgo de conflicto aumentará debido a la diversidad de intereses entre las grandes potencias, una creciente amenaza terrorista, continua inestabilidad en estados débiles y la expansión de tecnologías disruptivas y letales. Alterar sociedades se convertirá en algo más común, con precisas armas de largo alcance, sistemas cibernéticos y robóticos que pueden atacar infraestructuras desde la distancia, y tecnología más accesible para crear armas de destrucción masiva.
- Cambio climático y salud pública
El cambio climático, el medio ambiente y la salud pública requerirán más atención. Un abanico de peligros globales que suponen amenazas tanto inmediatas como a largo plazo demandará acción colectiva, incluso cuando la cooperación se vuelva más difícil. Un clima más extremo, acuíferos y tierras de cultivo bajo presión e inseguridad alimenticia alterarán el normal funcionamiento de las sociedades. El aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos, el deshielo glacial y la polución cambiarán la forma en que vivimos. Las tensiones alrededor del cambio climático se recrudecerán. Un mayor movimiento de la población y pobres infraestructuras médicas harán que las enfermedades infecciosas sean más difíciles de manejar.