Geopolítica de la Información: WikiLeaks y la soldado Manning

En un sorprendente movimiento, el aún Presidente Obama ha decidido conmutar la pena de la soldado Chelsea Manning, anunciando su próxima liberación en Mayo en vez de dentro de 35 años como rezaba su condena por actos de espionaje. [1] Manning fue la fuente que en 2010 suministró a Julian Assange casi 700.000 documentos clasificados, incluyendo reportes de operaciones de combate en Iraq y Afganistán, y hasta 250.000 cables diplomáticos del gobierno de Estados Unidos. Assange, al mando de su organización WikiLeaks decidió publicarlos, primero en coordinación con grandes medios internacionales, y más tarde de manera unilateral en el ya histórico evento conocido como ‘Cablegate’. Su intención no era otra que mostrar al mundo la realidad de la maquinaria de poder contemporánea. Sus acciones marcaron un antes y un después en la geopolítica presente y futura, cuyas consecuencias están aún por ver.

Hasta no hace mucho, el potencial hegemónico de un estado se medía por los principios de la geopolítica clásica. Es decir, por diferentes aspectos de la vida social, económica, política y militar según son delineados por la geografía política. Sin embargo, la Era de la Información en la que vivimos ha cambiado casi radicalmente las reglas del juego, dejando a la geopolítica clásica gradualmente sumida en la obsolescencia. El poder es ahora asimilado y ejercido desde esferas muy diferentes a los grandes despachos coloniales del Londres del siglo XIX, el Kremlin de los años 60 o el Despacho Oval del Presidente Obama. Hoy en día, el factor más determinante es precisamente la capacidad de controlar entornos de información, basándose en la gestión del conocimiento, el control de las infraestructuras de información y en diferentes técnicas para influenciar la opinión pública. Nos encontramos por tanto en los albores de una nueva disciplina; la Geopolítica de la Información, que mide la capacidad de los gobiernos para ejercer y conservar el poder mediante la gestión de la información en el ámbito público.

La gran variable diferenciadora entre la geopolítica de la información y la geopolítica clásica es sin duda el papel protagonista de la población civil. Hasta ahora la principal amenaza para un estado, en términos de control de la información pública, era otro estado. Una potencia extranjera con la intención y la capacidad técnica e intelectual de influenciar a la población usando técnicas de guerra de la información y propaganda. Sin embargo, el protagonismo de la geopolítica contemporánea puede recaer hoy literalmente sobre cualquier persona. La Era de la Información proporciona medios tecnológicos a la ciudadanía que hace no mucho eran accesibles tan solo a estados o grandes corporaciones. La capacidad de recoger, analizar, procesar y diseminar información a escala global es hoy por hoy cuestión de un simple click. Desde un oscuro cuarto en la Embajada de Ecuador en Londres, Assange y WikiLeaks se han convertido en los grandes protagonistas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, un escenario que hasta hoy requería una inversión mínima de entre 300 y 600 millones de dólares para ejecutar una campaña con impacto. [2]

Hasta ahora, los gobiernos podían ejercer un relativo control sobre sus entornos de información pública mediante un instrumento conocido como meta-estructura de información. [3] El académico lituano Nerijus Malikevičius, experto en la guerra de la información y uno de los más avanzados analistas de meta-estructuras de información, explica cómo éstas actúan como un filtro sociocultural que ayuda a la sociedad a entender, seleccionar, clasificar y aceptar o rechazar información. Se trata de una serie de paradigmas fijados para garantizar que el debate político permanezca dentro de áreas aceptables, sin amenazar la hegemonía reinante. Para que ello funcione dentro de una democracia liberal, hace falta que se alineen los intereses del gobierno y los medios de comunicación, lo que en el actual sector global de las comunicaciones no resulta demasiado difícil dado el alto grado de concentración de la propiedad. [4] Sin embargo, el advenimiento de nuevas tecnologías de la información, sobre todo desde la explosión de la telefonía móvil inteligente en 2010, [5] ha disminuido tremendamente la efectividad de la meta-estructura de información, que se ve amenazada de manera multilateral. Esto representa un desafío geopolítico mayúsculo, más aún en el entorno global resultante de la gran crisis financiera de 2008. Un entorno en el que el desapego entre la ciudadanía y sus gobernantes es cada vez más insostenible, como evidencian entre otros factores la Primavera Árabe en Oriente Medio y Norte de África, el movimiento de los Indignados en España, Occupy Wall Street en Estados Unidos, Occupy Central en Hong Kong, el Brexit, la victoria de Trump o la amenaza real de que Le Pen se convierta en Presidente de Francia en unos meses. [6] En un entorno informativo controlado por una meta-estructura tradicional, Bernie Sanders habría sido recordado sólo como un popular candidato con la capacidad de dar una narrativa política al descontento de la población estadounidense, y que simplemente no consiguió vencer a Hilary Clinton en las elecciones primarias del partido Demócrata para la candidatura a la presidencia. Sin embargo, WikiLeaks neutralizó tal narrativa al filtrar miles de emails del jefe de campaña de Clinton, Joe Podesta, en los que se evidencian los esfuerzos de la maquinaria del partido por sabotear la campaña de Sanders, apoyando sin miramientos la candidatura de Clinton. [7] Muchos analistas fijan precisamente en ese punto la razón por la que Trump se convertirá en Presidente del país este mismo viernes.

La combinación de Internet, las redes sociales y el activismo han creado una nueva fuerza emancipadora con capacidad de desafiar a longevas estructuras políticas de poder. El sociólogo Jan Pieterse explica que nos encontramos ante un nivel de hiper-conectividad social sin precedentes en la Historia, [8] posibilitado por lo que él ha denominado como tecno-política, y protagonizado por lo que el antropólogo digital John Postill ha definido como tecnólogos de la libertad [9]. Activistas de la información, vástagos de Internet que no entienden de fronteras o intereses nacionales, sino de justicia social a escala global, propulsados por un firme sentido del deber hacia la Humanidad. Es en este entorno en el que a principios de siglo nace WikiLeaks, la organización creada y comandada por Julian Assange, quien con el uso de una tecnología accesible para cualquiera, ha conseguido poner en jaque al poder hegemónico global de los Estados Unidos desde que comenzara sus filtraciones masivas en 2010.

Dado el actual contexto global, que combina revolucionarias tecnologías de comunicación e información con un creciente descontento con el sistema y la ejecución del poder, la aparición no ya de WikiLeaks, sino de otros muchos activistas como Aaron Schwartz o Edward Snowden, era de esperar. Precedentes históricos marcaron el camino. La Ilustración dio a luz a la imprenta, que se convirtió en un instrumento subversivo casi instantáneamente cuando periodistas comenzaron a filtrar en sus recientemente inventados periódicos los quehaceres del parlamento inglés del siglo XVIII, sumido hasta entonces en el más absoluto secretismo. Siguiendo el mismo esquema, una de las primeras acciones de Lenin y Trotsky tras alcanzar el poder en Rusia fue telegrafiar al mundo textos completos de acuerdos internacionales significativos firmados por el depuesto Zar. [10] Era su intención crear una nueva diplomacia entre pueblos, basada en un nivel de transparencia sin precedentes.

La transparencia radical de WikiLeaks, por tanto, no es sino la consecuencia lógica del tiempo en el que vivimos. Quizá entonces la conmuta de la pena de la soldado Manning no sea sino el reconocimiento a esta circunstancia. Quizá la administración Obama se ha percatado de que las acciones de WikiLeaks no están guiadas por los intereses de una nación enemiga, o los principios de una ideología clásica enjaulada en la dicotomía izquierda-derecha, sino por una visionaria idea de conciencia ciudadana global facilitada por la nueva hiper-conectividad social en la que vivimos, y que quienes ostentan el poder aún no alcanzan a entender plenamente. Aunque la opción más probable sea que Obama haya querido deshacerse de esa mancha en su expediente sólo por no permitir a Trump apuntarse esa victoria.

Como bien dijo George Orwell, en tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario. [11] Manning suministró a WikiLeaks información clasificada como un acto de subversión hacia un aparato de poder que en su opinión no funcionaba dentro de los parámetros aceptables de una democracia que respeta los Derechos Humanos. Ha pagado su subversión con creces, ya que a punto ha estado de costarle la vida. [12] La Historia juzgará a unos y a otros en función de cómo sus acciones afecten al futuro. Quizá llegue el tiempo en el que acciones como la suya sean más propias de una medalla en el pecho, en vez de un lustro en prisión. Y quizá, su liberación sea el primer paso en esa dirección.

Referencias

[1] Ayuso, S (2017), ‘Obama conmuta la pena de la soldado Chelsea Manning’, El País, visto el 19 de Enero de 2017, http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/17/estados_unidos/1484689399_418245.html

[2] Narayamswami, A, Cameron, D y Gold, M (2016), ‘Election 2016: Money rised as of November 28’ (Elecciones 2016: dinero recaudado a 28 de Noviembre), The Washington Post, visto el 19 de Enero de 2017, https://www.washingtonpost.com/graphics/politics/2016-election/campaign-finance/

[3] Malikevičius, N (2006), ‘Geopolitics and information warfare: Russia’s approach’ (Geopolítica y guerra de la información: el enfoque ruso), Institute of International Relations and Political Science, University of Vilnius, December 2006

[4] Winseck, D (2008), ‘The state of media ownership and media markets: competition or concentration and why should we care?’ (El estado de la propiedad de los medios y de los mercados de medios: competencia o concentración y por qué debería importarnos), Sociology Compass, Volumen 2, Tomo 1, Enero de 2008, Páginas 34-47

[5] Lund, B (2013), ‘On our radar: Social media technologies’ (En nuestro radar: tecnologías de las redes sociales), IQT Quarterly, Invierno 2012, Vol. 3, No. 3, IQT (IN-Q-TEL), visto el 30 de Septiembre de 2013, https://www.iqt.org/wp-content/uploads/2013/08/Using_Social_Media.pdf

[6] Deen, M (2017), ‘Le Pen moves into lead in French race, Le Monde poll shows’ (Le Pen se coloca a la cabeza en la carrera francesa, según muestra una encuesta de Le Monde), Bloomberg, visto el 19 de Enero de 2017, https://www.bloomberg.com/news/articles/2017-01-19/le-pen-moves-into-first-in-french-race-le-monde-poll-shows?cmpid=socialflow-facebook-business&utm_content=business&utm_campaign=socialflow-organic&utm_source=facebook&utm_medium=social

[7] Chozik, A, Confessore, N, Eder, S, Alcindor, Y y Stockman, S, ‘Highlights from the Clinton campaign emails: how to deal with Sanders and Biden’ (Lo más destacado de los emails de la campaña de Clinton: cómo lidiar con Sanders y Biden), The New York Times, visto el 19 de Enero de 2017, https://www.nytimes.com/2016/10/10/us/politics/hillary-clinton-emails-wikileaks.html?_r=0

[8] Pieterse, JN (2012), ‘Leaking Superpower: WikiLeaks and the contradictions of Democracy’ (Super potencia agrietada: WikiLeaks y las contradicciones de la democracia), Third World Quarterly, 33:10, Páginas 1909-1924

[9] Postill, J (2014), ‘Freedom technologists and the new protest movements: A theory of protest formulas’ (Tecnólogos de la libertad y los nuevos movimientos de protesta: una teoría de fórmulas de protesta), Convergence: The International Journal of Research into New Media Technologies, Vol. 20(4), Páginas 402–418

[10] Heemsbergen, LJ (2013), ‘Radical transparency in journalism: digital evolutions from historical precedents’ (Transparencia radical en el periodismo: evoluciones digitales a partir de precedentes históricos), Global Media Journal – Canadian Edition, Volume 6, Issue 1, Páginas 45-65

[11] Pilger, J (2015), ‘The revolution of telling the truth’ (La revolución de decir la verdad), blog post, Johnpilger.com, visto el 19 de Enero de 2017, http://johnpilger.com/articles/the-revolutionary-act-of-telling-the-truth

[12] DPA (2016), ‘Chelsea Manning intentó suicidarse’, La Vanguardia, visto el 19 de Enero de 2017, http://www.lavanguardia.com/internacional/20160706/403010270518/chelsea-manning-intento-suicidarse.html

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